Recientemente, la AVATMA compartía en su web un interesante debate sobre las ventajas e inconvenientes de la esterilización y la castración en animales de compañía. Desde Vital nos hacemos eco de él en nuestro blog porque se trata de un artículo muy bien estudiado y documentado.
El texto incluye toda serie de datos científicos, se apoya en estudios y aporta información útil y de interés. Incluimos aquí un pequeño fragmento y desde la clínica os animamos a consultar el post completo, pues resulta una lectura muy enriquecedora.
Castración y esterilización no son el mismo concepto
En numerosas ocasiones se comete el error de utilizar las palabras esterilización y castración de forma indistinta, como si fueran lo mismo. Cuando se hace uso de ambos términos y de esta manera, sólo se está pensando en el control poblacional, y no en la salud y el bienestar de los animales. Por aclararlo de forma sencilla: la castración produce esterilidad en machos y hembras mediante la extirpación quirúrgica de testículos u ovarios. Pero la esterilidad también se puede conseguir sin extirpar las gónadas, mediante otras técnicas quirúrgicas como la vasectomía, la ligadura de trompas o la histerectomía (extirpación del útero) o por medios químicos. Es decir, mediante el uso de fármacos, la mayoría de ellos contraindicados en la actualidad por sus graves efectos secundarios.
La esterilización y la castración de los animales de compañía depende en gran medida de cuestiones culturales, económicas e incluso éticas y deontológicas. Con ambas se consigue el control de la reproducción de los animales. Se dice que, en ocasiones, la castración elimina comportamientos y cambios físicos relacionados con la presencia de hormonas de la reproducción, que los responsables de los animales consideran inaceptables. Estas prácticas quirúrgicas electivas y la posterior atención veterinaria están potencialmente asociadas con la situación socioeconómica de los responsables de los animales que no pueden pagar el coste de la cirugía, y por tanto también pueden carecer de recursos para brindar una buena atención veterinaria y una buena nutrición a los animales que viven con ellos.
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